16.8.11

El dinero no lo es todo






Ultimamente no paro de tener conversaciones sobre el savoir faire de esta gente, en conversaciones mantenidas con los propios suizos. Poco importa si vienen del Ticino, del Röstigraben o de la Romandie: todos quieren que les digas cómo ves a Suiza y a ellos. Uno podría pensar que lo preguntan porque les encanta oír cosas buenas de su país–y siendo objetivos, hay más cosas buenas que malas–, sin embargo están totalmente en contra de ellos mismos. Identifican perfectamente y rechazan sus puntos débiles.
Me explico.
Hay tres cosas que se podría reprochar a Suiza y por supuesto a sus habitantes: ambiente, rectitud y dinero.
El ambiente y la rectitud van de la mano. Su a veces excesiva educación impide muchas veces la comunicación y el contacto humano. Existen unas líneas establecidas de las que no osan despistarse. Los españoles nos saltamos esas fórmulas, lo que nos permite ser más abiertos y accesibles. Hay más actitud para la improvisación.
En la rectitud incluiría también la xenofobia. Pero no son racistas. Simplemente es una relación de amor/odio con los extranjeros pues los necesitan y forman parte de su sociedad (aproximadamente 2 millones de extranjeros viven y trabajan en suelo helvético, representando el 20% de la población total). No obstante, se plantean el frenar su llegada por motivos de seguridad y de calidad.
Como buen país desarrollado que es, los necesitan en términos de de natalidad para evitar el sabido envejecimiento, y de empleo pues existen ciertos puestos y sectores económicos que los nacionales no están dispuestos a cubrir. Asimismo los necesitan en términos pecuniarios.
Para que nos entendamos: los suizos quieren el dinero de los extranjeros pero prefieren que no se queden, que lo dejen a distancia.
Como bien explican muchos, Suiza es un país enriquecido con el dinero de personas de toda calaña: aceptaron el dinero y el oro de los nazis, así como el de los judíos (muchos de los cuales fueron entregados a las autoridades alemanas) para, después de la guerra, declararlo como "sin dueño". Aprovisionaron con armamento a las potencias del Eje y hoy lo hacen a Egipto y Arabia Saudí. 
Es innegable la impecable manera en la que gestionan todo este dinero y en general sus escasos recursos, pero algo más emborronada la manera en la que lo adquieren.
Su neutralidad no les hace levantar sospechas.

 Así queda repartido el dinero en los bancos suizos. Fuente: KPMG.

Si todos los jóvenes helvéticos de ahora se quejan o critican sus cuadriculadas maneras y su mejor activo, ¿cómo será Suiza dentro de 10 años? ¿Se latinizarán como parecen querer hacer?

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