Hablaba hace algunas semanas de la iniciativa del partido UDC sobre el reenvío de extranjeros a sus países de origen en el caso de cometer un delito.
Hoy Suiza ha escrito, para muchos pero no los suficientes, un triste capítulo en su intachable libro de valores y tolerancia. Por un 52,9% los suizos han dado su visto bueno a la iniciativa del partido derechista. Dato curioso es que todos los cantones alemanes (salvo la ciudad de Basilea) y el Ticino italiano han votado a favor del proyecto y la parte francesa salvo el Valais, en contra. Las interpretaciones que puedan darse quedan al margen.
Las opciones de voto eran las siguientes: el proyecto propuesto por el partido político (en este caso por UDC) y el contre-projet al mismo, que consiste sencillamente en un cambio del proyecto original (en este caso propuesto por la izquierda y mucho más suave en cuanto a las condiciones de reenvío).
Ni que decir tiene que los extranjeros no ostentan el derecho político del voto, a menos que se hayan nacionalizado.
Los días previos a la votación se notaba que algo no iba bien por Lausanne. Numerosos carteles contra la iniciativa, carteles en las tiendas bajo el lema "Todos los que trabajamos en este establecimiento somos inmigrantes y criminales" o "Sólo el rebaño vota a UDC". Muy diferente ha tenido que ser el panorama en los cantones röstis (la Suiza alemana), donde el índice de extranjeros es significativamente menor que en la parte francesa y en especial Vaud, el cantón del que es capital Lausanne, que tiene casi un 50% de extranjeros. En este cantón ha habido doble votación negativa: no al proyecto y no al contra-proyecto.
Para dar una idea del cosmopolitanismo de Vaud, Renens, la ciudad donde vivo a escasos 2 km de Lausanne, tiene más de la mitad de ciudadanos extranjeros. Un Portugal 2, para ser exactos.
El Mundo dedica hoy un artículo a tan desconcertante resultado, léetelo. Si entiendes el francés, te recomiendo echar un ojo al artículo de la TSR y a los resultados y la propia ley en la página de la Confederación Helvética.
Las consecuencias de esta propuesta es una modificación de la Constitución Suiza en su artículo 121 de la Section 9 "Séjour et établissement des étrangers". A sus dos puntos se añaden ahora lo siguiente (está en francés pero creo que se entiende bastante bien):
Hoy Suiza ha escrito, para muchos pero no los suficientes, un triste capítulo en su intachable libro de valores y tolerancia. Por un 52,9% los suizos han dado su visto bueno a la iniciativa del partido derechista. Dato curioso es que todos los cantones alemanes (salvo la ciudad de Basilea) y el Ticino italiano han votado a favor del proyecto y la parte francesa salvo el Valais, en contra. Las interpretaciones que puedan darse quedan al margen.
Las opciones de voto eran las siguientes: el proyecto propuesto por el partido político (en este caso por UDC) y el contre-projet al mismo, que consiste sencillamente en un cambio del proyecto original (en este caso propuesto por la izquierda y mucho más suave en cuanto a las condiciones de reenvío).
Ni que decir tiene que los extranjeros no ostentan el derecho político del voto, a menos que se hayan nacionalizado.
Los días previos a la votación se notaba que algo no iba bien por Lausanne. Numerosos carteles contra la iniciativa, carteles en las tiendas bajo el lema "Todos los que trabajamos en este establecimiento somos inmigrantes y criminales" o "Sólo el rebaño vota a UDC". Muy diferente ha tenido que ser el panorama en los cantones röstis (la Suiza alemana), donde el índice de extranjeros es significativamente menor que en la parte francesa y en especial Vaud, el cantón del que es capital Lausanne, que tiene casi un 50% de extranjeros. En este cantón ha habido doble votación negativa: no al proyecto y no al contra-proyecto.
Para dar una idea del cosmopolitanismo de Vaud, Renens, la ciudad donde vivo a escasos 2 km de Lausanne, tiene más de la mitad de ciudadanos extranjeros. Un Portugal 2, para ser exactos.
El Mundo dedica hoy un artículo a tan desconcertante resultado, léetelo. Si entiendes el francés, te recomiendo echar un ojo al artículo de la TSR y a los resultados y la propia ley en la página de la Confederación Helvética.
Las consecuencias de esta propuesta es una modificación de la Constitución Suiza en su artículo 121 de la Section 9 "Séjour et établissement des étrangers". A sus dos puntos se añaden ahora lo siguiente (está en francés pero creo que se entiende bastante bien):
121.3 Ils (les étrangers) sont privés de leur titre de séjour, indépendamment de leur statut, et de tous leurs droits à séjourner en Suisse:
a. s'ils ont été condamnés par un jugement entré en force pour meurtre, viol, ou tout autre délit sexuel grave, pour un acte de violence d'une autre nature tel que le brigandage –atraco a mano armada–, la traite d'êtres humains, le trafic de drogue ou l'effraction; ou
b. s'ils ont perçu abusivement des prestations des assurances sociales ou de l'aide sociale.
121.4 Le législateur précise les faits constitutifs des infractions visées à l'al. 3. Il peut les compléter par d'autres faits constitutifs.
121.5 Les étrangers qui, en vertu des al. 3 et 4, sont privés de leur titre de séjour et de tous leurs droits à séjourner en Suisse doivent être expulsés du pays par les autorités compétentes et frappés d'une interdiction d'entrer sur le territoire allant de 5 à 15 ans. En cas de récidive, l'interdiction d'entrer sur le territoire sera fixée à 20 ans.
121.6 Les étrangers qui contreviennent à l'interdiction d'entrer sur le territoire ou qui y entrent illégalement de quelque manière que ce soit sont punissables. Le législateur édicte les dispositions correspondantes.
La Constitución Suiza ya quedó modificada, en su artículo 72, hace un año con la prohibición de construir minaretes: "La construction de minarets est interdite", iniciativa contra la que atacan en estos días los musulmanes, que quieren dar marcha atrás.
Queda sólo por pensar que Suiza, país donde creo vivir y ver una estupenda convivialidad entre nacionales y extranjeros, está dejando a un lado su imagen de reducto de paz, neutralidad y centro cultural.