26.4.11

L'Aumônerie de l'UNIL


Comer en la universidad por 3CHF no tiene precio. Bueno sí, 3 CHF. Por amor de Dios, esto sólo pasa en la Aumônerie de la UNIL. Un gran banquete entre estudiantes religiosos y no tanto.
La comida está preparada por los propios estudiantes que se prestan voluntariamente a cocinar para el resto. Al final del repas cada uno se limpia, seca y guarda su plato. Buen rollo.
Seas o no creyente, es un sitio agradable donde comer si no tienes pasta suficiente para una comida en la Banane o se te ha olvidado el tupper en casa ;)
Cada lunes a las 12h.


8.4.11

El bar de la UNIL: Zelig


No es la película de Woody Allen y poco tiene que ver con el cine salvo que algunas soirées en este peculiar y tan especial sitio bien podrían merecer algún que otro Oscar.
El bar de la UNIL, lugar de reposo cuando quedan horas muertas y la biblioteca no es la alternativa, lugar de música en directo y jam sessions, lugar de fiestas temáticas–pista de baile incluida–, croques-monsieurs por 2CHF y excelente reducto de cervezas baratas y belgas. Duvel, Leffe, Kwak, Delirium… a presión y en botella. Con precios casi belgas o no tan suizos.
No hay mucho más que decir sobre el Zelig salvo que hay que visitarlo y disfrutar de sus dos pisos, su futbolín, su terraza y su ambiente. Conexión directa con la universidad, a través del Anthropole.

Más info en su página web y su página de Facebook



6.4.11

Cuatro días en Gstaad


Gstaad, situado en el cantón de Berna, puede estar orgullosa de reconocer ser centro de la jet set internacional, que cae del cielo con miles de relojes de Cartier y Hublot y jerseys Hermès, entre otros. Pueblecito cuco donde los haya, casi gemelo de Zermatt pero sin McDonalds y lugar de residencia estival de sir Sean Connery y residencia "carcelaria" de Roman Polanski.
Y sin planearlo, me dejé caer por el Steingenberger Hotel de Saanen–pueblo vecino, el homólogo a Breuil Cervinia en cuanto a presupuesto– unos días. Sauna, piscina y buenas cenas en este lujoso hotel que te deja y te trae en las piestas en una voluminosa Mercedes. No me quejo pues iba con todos los gastos pagados. Pero que no desespere el estudiante Erasmus desdichado, ¡en Gstaad también hay YouthHostel!

La manera más sencilla y barata de llegar a Gstaad es en tren, vía Montreux. Ahí hay que cambiar de tren para adentrarse en el cantón del oso y si tienes suerte podrás disfrutar de vagonas con vista panorámica. Nota para evitar agobios a la vuelta: aunque sea categoría GoldenPass se puede utilizar la Voie7.


LA ESTACION
Gstaad es una pasada y hablar de grande es ser muy humilde. Las zonas de Zweisimmen y Saanenmöser son una verdadera gozada, con snow parks y pista de mini Slalom Gigante incluídos. St Stephan es la parte más vieja de la estación y cuenta de ello dan sus telecabinas y remontes, prehistóricos y más lentos que el caballo del malo. Si la nieve escasea, el bus 180–desde las estaciones de Gstaad y Saanen– te deja en el Col du Pillon, donde te espera el Glacier 3000. Una visita obligada en cuanto a panorámica y nieve. El acceso es también posible desde Les Diablerets.


RELAX y ESTÓMAGO
Por toda la estación hay, para entendernos, chiringuitos de montaña: carpas y terrazas con los altavoces bien puestos, hamacas y puffs, y cervezas y crêpes listas para tomar. El reggae es la música de las alturas. Y no es una metáfora. Incluso un bar de hielo nos espera (imagen de arriba)
Si eres de los de bocata en mochila mientras esquías, que aproveche. Si quieres darte un buen capricho, en la cota 1800 (Hornberg) te espera una terraza con pizzas entre 16 y 22 CHF y unas vistas acojonantes. No miento:


GSTAAD 2.0
Como no podía ser de otra manera, hay una aplicación para iPhone de Gstaad. ¿Su nombre? Qué pregunta. iGstaad, claro que sí. Puedes consultar desde alojamientos, transporte, estado de la nieves, actividades, eventos... todo Gstaad en la, literal, palma de tu mano.

2.4.11

Festival de Cully Jazz

Bienvenidos a Cully,


a escasos 9 minutos en tren desde Lausanne, sigue la estética de la mayoría de las poblaciones bañadas por el Léman y más concretamente de las de la zona de Lavaux. Casitas de dos alturas, sinuosas calles y un paseo a lo largo del río que bien vale un Oscar a Mejor Fotografía.

Este pueblecín de apenas 2000 habitantes alberga la última semana de marzo un festival de jazz nada al uso: música que sale de diminutas cavas, de grandes carpas y que se electrifica cuando llega la madrugada en una inmensa discoteca bañada de glóbulos rojos. El Cully Jazz.
Un festival que llega a su fin y del que he tenido la oportunidad de saborear ambas partes.
PushUp!, un grupo francés que tocó en la noche del primer sábado del festival, reventó la sala NextStep. No sabía muy bien en qué estilo definirlos pero en la variedad está el gusto y eso hicieron y por eso encantaron. Digámosles hijos bastardos de Funkadelic, Rage Against the Machine, Jethro Tull y Pink Floyd con una puesta de escena que hace que escuchar el disco sin verles sea prácticamente un pecado. Se lo curraron y recibieron el mejor feedback que un grupo casi desconocido espera: miles de manos y botes.

De madrugada el NextStep se reconvierte en discoteca. El escenario cambia de protagonistas y de eléctricas, teclados y baterías pasamos a MacBooks y mesas de mezclas. Dj Food lo partió, como se diría en estos casos en los que el único objetivo es moverse y bailar como si nos valiera la noche en ello. Ayer por la noche estuvo más centrada en música disco de los años 70 y 80: KC & the Sunshine Band, MSM, The Pointer Sisters… ¡tremenda soirée!


El tema comer y beber se complica un poco al ser el único sitio disponible para consumir. Los precios están a la altura del Matterhorn. No obstante, si entra el hambre recomiendo un puesto de patatas fritas dentro de la gran carpa; 6 CHF por una generosa gourmandise.
En canto a beber, hay happy hour hasta las 18h en las que las cervezas de 33cl cuestan 4 CHF. A partir de entonces suben a 6 con el incentivo, no obstante, de poder poseer uno de los vasos del festival. Moraleja: que no se te olvide pasar a por cervezas antes de ir al festival.