2.4.11

Festival de Cully Jazz

Bienvenidos a Cully,


a escasos 9 minutos en tren desde Lausanne, sigue la estética de la mayoría de las poblaciones bañadas por el Léman y más concretamente de las de la zona de Lavaux. Casitas de dos alturas, sinuosas calles y un paseo a lo largo del río que bien vale un Oscar a Mejor Fotografía.

Este pueblecín de apenas 2000 habitantes alberga la última semana de marzo un festival de jazz nada al uso: música que sale de diminutas cavas, de grandes carpas y que se electrifica cuando llega la madrugada en una inmensa discoteca bañada de glóbulos rojos. El Cully Jazz.
Un festival que llega a su fin y del que he tenido la oportunidad de saborear ambas partes.
PushUp!, un grupo francés que tocó en la noche del primer sábado del festival, reventó la sala NextStep. No sabía muy bien en qué estilo definirlos pero en la variedad está el gusto y eso hicieron y por eso encantaron. Digámosles hijos bastardos de Funkadelic, Rage Against the Machine, Jethro Tull y Pink Floyd con una puesta de escena que hace que escuchar el disco sin verles sea prácticamente un pecado. Se lo curraron y recibieron el mejor feedback que un grupo casi desconocido espera: miles de manos y botes.

De madrugada el NextStep se reconvierte en discoteca. El escenario cambia de protagonistas y de eléctricas, teclados y baterías pasamos a MacBooks y mesas de mezclas. Dj Food lo partió, como se diría en estos casos en los que el único objetivo es moverse y bailar como si nos valiera la noche en ello. Ayer por la noche estuvo más centrada en música disco de los años 70 y 80: KC & the Sunshine Band, MSM, The Pointer Sisters… ¡tremenda soirée!


El tema comer y beber se complica un poco al ser el único sitio disponible para consumir. Los precios están a la altura del Matterhorn. No obstante, si entra el hambre recomiendo un puesto de patatas fritas dentro de la gran carpa; 6 CHF por una generosa gourmandise.
En canto a beber, hay happy hour hasta las 18h en las que las cervezas de 33cl cuestan 4 CHF. A partir de entonces suben a 6 con el incentivo, no obstante, de poder poseer uno de los vasos del festival. Moraleja: que no se te olvide pasar a por cervezas antes de ir al festival.




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